¡Proletarios del mundo, descansad!

Estoy segura de que tú, que estás leyendo esto ahora mismo, no tienes un trabajo que supere los 28000€ anuales (hablamos de catorce pagas, claro está). Puedo hasta intuir que tienes unas condiciones laborales un poco turbias, aunque las aceptas porque de algo hay que comer, ¿verdad?

Citaban Beatriz Serrano y Guillermo Alonso aquí este artículo en el que se afirmaba que la vida no podía consistir en trabajar de lunes a viernes y luego dedicar el sábado a hacer las compras. Estaba escuchando el podcast y fui consciente de que he tenido momentos en los que mi vida era eso, vivir para trabajar de lunes a viernes y luego dedicar el finde a adecentar mi hogar (y preparar tuppers). Es verdad que cada cierto tiempo tenía la posibilidad de viajar a algún lugar unos cinco días como mucho, en los que no lograba descansar del todo, pero tenía la falsa ilusión de estar invirtiendo ✨ de forma inteligente ✨ todo lo que había ganado en mi trabajo esclavista. Lo que no contemplaba era que el que yo descansara y tuviera acceso a ciertos servicios dependía de la mano de obra esclava precaria de otra persona.

Hace tiempo se hizo viral un hilo de tuiter en el que una señora se quejaba de su trabajo (curro de oficina, algo intelectual) y confesaba que quería dejarlo todo para trabajar como cajera de supermercado, ya que (supongo que creería ella) le exigiría pensar menos. Recuerdo leer el tuit y sorprenderme bastante, después leí los comentarios y, bueno, … Se la iban a comer. ¿Por qué iba alguien a preferir ser cajera del Mercadona? pensé yo, teniendo en mente cómo se pone mi supermercado de cabecera, en La Costa del Sol, situado al lado de un camping. Cómo, en temporada alta, las trabajadoras no dan abasto, los guiris lo abarrotan y arrasan con todo, cargados muchos de ellos con las sombrillas de la playa y todos los avíos, también con toda la mala educación, clasismo y desprecio del que se cree por encima. Todo en conjunto con unas condiciones laborales que harían revolverse en su tumba al pobre Marx y que probablemente distaran de las que tuviera ella en su curro de oficina.

El tuit en cuestión. No pongo el usuario porque aquí no nos gusta eso del hate y la cancelación.

Imaginaba esto a la par que pensaba ¿será esta señora consciente de las condiciones de las cajeras? ¿sabrá realmente qué es ser cajera de supermercado? En caso de que lo supiera, ¿cuáles serán sus condiciones laborales como para que prefiera dejarlo todo y ser cajera antes que su curro de oficina? ¿Puede ser que le merezca la pena?

Muchas hacemos (me incluyo porque yo lo hacía hasta hace poco) la distinción «trabajos físicos» vs. «trabajos mentales», siendo los segundos los considerados más fáciles o con mejores condiciones, pero ¿realmente es así? ¿Es mejor ser recepcionista de hotel que ser camarera de pisos? ¿Es mejor ser agente de pasaje que TCP (lo que conocemos como azafata)? ¿Prefieres trabajar como administrativa con un contrato de auxiliar y trabajando 50h semanales, aunque tu contrato sea de 20h, o trabajar como camarera de pisos cobrando según convenio, teniendo tus descansos de rigor y saliendo a tu hora todos los días?

Puede ser que la distinción a hacer no sea trabajo físico vs. trabajo mental, sino trabajo precario vs. trabajo legal. Puede ser que vendamos nuestro tiempo y facultades (nuestra fuerza de trabajo) a un precio demasiado bajo, que, bien por necesidad, bien por desconocimiento o por miedo, no seamos capaces de darle valor a aquello que producimos y al tiempo y recursos que invertimos / hemos invertido para hacerlo.

Y aquí vuelvo al principio, ¿cobras el SMI? ¿Trabajas las obras que se establecieron en tu contrato? ¿Tienes siquiera un contrato? Tu jefe/a o inmediatamente superior, ¿te trata con respeto? ¿Como un ser vivo, al menos? Tanto si todas las respuestas han sido afirmativas como si no, cuando eres cliente ¿cómo tratas a los trabajadores que están a tu servicio? Cuando hablamos de no darle valor a nuestro trabajo, estamos de acuerdo en que el problema no es nuestro como trabajadores, sino del empresario que pone las condiciones precarias y las administraciones que hacen la vista gorda, pero ¿y si supiéramos de empresas que tratan a sus trabajadores tan mal o incluso peor de lo que nos tratan nuestros jefes? ¿Irías a un cuatro estrellas que te cuesta un ojo de la cara varias nóminas si sabes que su personal tiene unas condiciones que rozan la esclavitud?

Teniendo todo esto en mente, como extrabajadora del aeropuerto y consumidora del sector, hace un tiempo pedí en nuestro instagram experiencias de trabajadoras del sector turístico y siento deciros que las que he recibido me han hervido la sangre.

Yo después de leer agunas de vuestras experiencias

Proletarios del mundo (o al menos, las que leéis este blog), descansad. Porque se vienen entradas que van a escocer bastante.

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