Como ya mencionamos en nuestra anterior entrada, el 14 de Junio no fue solo nuestro último día en Milán y el día que visitábamos Florencia, si no que también fue el día que llegamos a nuestra última parada: Roma.
Entenderéis que después de:
- Tres días madrugando
- Tres días andando una media de 22km diarios
- Un día pateándonos Florencia
cuando llegamos a Roma, mi cuerpo serrano solo quería una ducha, que me hiciera un ovillito en la cama y dormir. Pero nada más lejos de la realidad.
Llegamos a nuestro AirBnb sobre las 10:30 de la noche, y lo que hicimos fue (literal) saludar a la casera, soltar las mochilas y tirarnos a la calle para buscar un sitio donde cenar. Nuestro apartamento estaba en el Trastevere, por lo que encontrar un sitio para cenar a un precio decente no fue complicado.

Tras la cena, fuimos a dar una vuelta por la ciudad, viendo la Plaza Navona, el Coliseo y el Panteón, todo mientras nos comíamos el postre: un helado de Punto Gelato. También visitamos el Altar de la Patria y nos volvimos al piso sobre la una de la mañana.
Al día siguiente nos volvió a sonar el despertador a las 7 am. Era nuestro penúltimo día en Italia, así que debíamos aprovechar el tiempo al máximo.
Empezamos el día haciendo una visita a la Bocca della Verità. Era muy temprano, por lo que aún estaba cerrada la “cancela” donde se encuentra. Tras esto compramos la Roma Pass 24h y entramos al Foro Romano.

Si no eres un apasionado de las ruinas y de la historia del Imperio Romano, no te recomendamos el foro romano. Nosotros entramos gratis porque la Roma Pass nos permitía hacerlo con el primer monumento que elijas, de ahí que aprovecháramos para comprar la entrada combinada Coliseo + Foro.
Foro romano
Del Foro Romano y del Coliseo os debemos advertir de dos cosas:
- No vayas en días de mucho calor sin gorra, sin agua y/o sin protección solar.
- Échale paciencia. Puede llegar a haber MUCHOS turistas en modo zombie.
Después de salir huyendo de ahí y una breve pausa para reponer fuerzas, echamos a andar hacia Pasta Imperiale, donde nos comimos unos farfalle integralli alla carbonara (pero la de verdad, con huevo. No el aguachirri con nata que hacemos aquí) que estoy segura que es lo que comen todos los días los ángeles. Además señalar que el plato de pasta nos salió por unos 5€. Para rematar el orgasmo gastronómico (con perdón del término), de postre cayó un helado de Gellatería del’Angelletto, que a parte de estar delicioso, sus trabajadores eran la mar de simpáticos.

Ese día teníamos reservada la entrada a la Galería Borghese a las 5pm, por lo que hicimos tiempo paseando por la Plaza de España (la primera vez que fuimos, en 2016, la estaban restaurando) y la Piazza del Popolo, donde cogimos un bus con la Roma pass (incluye transporte público) hasta los jardines de Villa Borghese. Aunque no vayáis a la galería, os recomendamos que visitéis los jardines, ya que son un remanso de paz en una ciudad masificada.
Villa Borghese
Antes de entrar a la galería, hay que dejar las mochilas y bolsos en la consigna, recogimos nuestras entradas (reservadas online, porque si no, no consigues plaza) y fuimos a la puerta principal del museo a esperar que nos dejaran entrar. Los grupos son reducidos, creo que no llegaríamos a las 50 personas, por lo que, junto a la colección de la galería, su visita se convierte en toda una experiencia.
Al salir de la pinacoteca, decidimos dedicar el resto del día a pasear y disfrutar la ciudad. El cansancio y dolor de pies que arrastrábamos desde el inicio de nuestro viaje eran considerables, así que fuimos a lugares que nos pillaban de camino al apartamento, como la Fontana di Trevi, Piazza Navona, Campo di Fiori y, por último, cenar y tomarnos nuestro gelatto de Punto Gelatto en uno de los puentes que dan al Trastevere, mirando el atardecer y con música callejera de fondo.
Y con estas vistas, terminamos la entrada de nuestro primer día en Roma 🙂
Entra ganas de ir a verlo .lástima de políticos italianos
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me encanta Italia, nunca me aburro! ja ja ja
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Además tienen buen clima y se come de vicio, ¿qué más se puede pedir? 😛
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